La vida extiende sus brazos con olor a mujer
y te acuna en sus pechos llenos de miel.
Sueña dormido o despierto,
hasta en tus delirios encontrarás mi aroma,
es que visto de pétalos entre el mundo.
En cada sonrisa estoy, en cada palabra.
En cada mirada verás mis ojos,
en cada caricia sentirás mi piel.
No importa en quien sea, estaré.
¿Y si la distancia fuera sólo un reflejo?
Allí donde no me encuentres estará la muerte,
porque será tu amor el que habrá muerto.
Mis manos son las de la vida.
La vida entera te acaricia.
...Listen to the Wind Blow...
domingo, 28 de diciembre de 2014
Es posible
Contigo,
mi ego muere cada día
y te amo en su agonía,
porque amo la libertad como a mi propia vida.
Y me encuentras,
desprovista de todo deseo mundano...
Una danza de almas es posible.
mi ego muere cada día
y te amo en su agonía,
porque amo la libertad como a mi propia vida.
Y me encuentras,
desprovista de todo deseo mundano...
Una danza de almas es posible.
A mi padre
La muerte se aproxima a mi vida...
Padre mío,
¿cuántas veces con la mirada imploré por tu abstinencia?
incluso rogué al cielo tu ausencia
con la esperanza de que hubiera un maestro supremo que me oyera.
¡Cuánto te amé con ojos de niña!
¡y cuánto te odié con el corazón roto
y una mirada que no era mía sino de otros!
Ahora, me entero cómo se te va la vida poco a poco,
con la dignidad puertas afuera,
con el juicio caído
y la perversidad del que no ve más que su propio deseo.
Ya de ti nada queda,
te has convertido en un fantasma,
el fantasma que siempre fuiste,
el nunca visto.
Tú,
eres el niño olvidado encarnado,
ahora viejo y desdeñado,
saboreándote con el recuerdo de un pecho lleno de leche
que no te dejó más que olvido.
Siempre rechazado, ignorado, aplastado,
quedaste inmortalizado como niño hambriento,
pobre de afecto.
Tuviste ojos que no usaste para ver
y creíste lo que toda tu vida sentiste.
No fuiste amado
¿cómo aprenderías a amar?
¿cómo es vivir con tanto vacío por dentro?
Es una pena que no acaba
y que transformó lo que alguna vez fue brillo
en un fondo podrido.
¿Quién eres ahora?
¿quién fuiste alguna vez?
No puedo evitar recordar al padre irresponsable pero tierno,
aquel que soñaba despierto,
que me enseñó a contemplar las estrellas
- ahora entiendo -
con cierto deseo de fuga.
Es que el mundo a veces duele,
pero alguna huella dejaste.
Hasta el más miserable tiene algo que enseñar,
y tú me enseñaste a soñar.
Tal vez nunca bajaste a la tierra,
tal vez nunca tuviste el valor de emprender el vuelo.
Como sea,
verte y no encontrarte en quien veo
me quita el respiro y me produce un grito sordo.
¿Cómo es que has llegado a tal punto?
¿te dejas morir y nada más?
Sé que no he estado más que para criticarte,
se agotaron mis años de adolescencia
entre tanta miseria familiar que ocultar dentro de las cuatro paredes.
Y ahora, la verdad es que me da pavor verte morir.
Yo, tuve un padre;
de pronto, un ser despreciable.
Ahora, ya nada queda.
Padre mío,
¿cuántas veces con la mirada imploré por tu abstinencia?
incluso rogué al cielo tu ausencia
con la esperanza de que hubiera un maestro supremo que me oyera.
¡Cuánto te amé con ojos de niña!
¡y cuánto te odié con el corazón roto
y una mirada que no era mía sino de otros!
Ahora, me entero cómo se te va la vida poco a poco,
con la dignidad puertas afuera,
con el juicio caído
y la perversidad del que no ve más que su propio deseo.
Ya de ti nada queda,
te has convertido en un fantasma,
el fantasma que siempre fuiste,
el nunca visto.
Tú,
eres el niño olvidado encarnado,
ahora viejo y desdeñado,
saboreándote con el recuerdo de un pecho lleno de leche
que no te dejó más que olvido.
Siempre rechazado, ignorado, aplastado,
quedaste inmortalizado como niño hambriento,
pobre de afecto.
Tuviste ojos que no usaste para ver
y creíste lo que toda tu vida sentiste.
No fuiste amado
¿cómo aprenderías a amar?
¿cómo es vivir con tanto vacío por dentro?
Es una pena que no acaba
y que transformó lo que alguna vez fue brillo
en un fondo podrido.
¿Quién eres ahora?
¿quién fuiste alguna vez?
No puedo evitar recordar al padre irresponsable pero tierno,
aquel que soñaba despierto,
que me enseñó a contemplar las estrellas
- ahora entiendo -
con cierto deseo de fuga.
Es que el mundo a veces duele,
pero alguna huella dejaste.
Hasta el más miserable tiene algo que enseñar,
y tú me enseñaste a soñar.
Tal vez nunca bajaste a la tierra,
tal vez nunca tuviste el valor de emprender el vuelo.
Como sea,
verte y no encontrarte en quien veo
me quita el respiro y me produce un grito sordo.
¿Cómo es que has llegado a tal punto?
¿te dejas morir y nada más?
Sé que no he estado más que para criticarte,
se agotaron mis años de adolescencia
entre tanta miseria familiar que ocultar dentro de las cuatro paredes.
Y ahora, la verdad es que me da pavor verte morir.
Yo, tuve un padre;
de pronto, un ser despreciable.
Ahora, ya nada queda.
sábado, 27 de diciembre de 2014
Si supiera
Si supiera lo que siento
las palabras llegarían como gotas de lluvia en invierno.
Mas soy la nube que contiene
y se deja caer en cuanto el peso se hace insostenible.
Ahora, respiro recuerdo,
ni muy bien sé lo que recuerdo,
se me nubla la memoria de emoción,
se oscurece mi presente.
Olas fugaces,
aves visitantes,
risas nerviosas,
huellas de pies unidas por la arena,
el sol resplandeciente,
se eriza mi piel.
La verdad da vueltas y vueltas
sumergida en un océano de supuestos y apariencias.
Camino por el miedo,
cada vez con menos miedo.
Me alejo, me libero,
allí voy,
al reencuentro con mis recuerdos
para hacer un castillo de arena para los dos.
Viviremos en ensueño,
en un mundo sin tiempo.
Haremos crecer el mar,
surgir el sol cada mañana
y lo arroparemos para la llegada de la luna.
Más vale que respire,
se me inunda la vida de deseo.
Tal vez un descanso sea necesario
o tal vez el desenfreno.
La vida es demasiado corta para medirla,
más vale caminarla sin fronteras
y que sea ella misma quien decida.
Por ahora,
permitiré a la flor que llame a la abeja,
que la mariposa divague como perdida en el jardín.
las palabras llegarían como gotas de lluvia en invierno.
Mas soy la nube que contiene
y se deja caer en cuanto el peso se hace insostenible.
Ahora, respiro recuerdo,
ni muy bien sé lo que recuerdo,
se me nubla la memoria de emoción,
se oscurece mi presente.
Olas fugaces,
aves visitantes,
risas nerviosas,
huellas de pies unidas por la arena,
el sol resplandeciente,
se eriza mi piel.
La verdad da vueltas y vueltas
sumergida en un océano de supuestos y apariencias.
Camino por el miedo,
cada vez con menos miedo.
Me alejo, me libero,
allí voy,
al reencuentro con mis recuerdos
para hacer un castillo de arena para los dos.
Viviremos en ensueño,
en un mundo sin tiempo.
Haremos crecer el mar,
surgir el sol cada mañana
y lo arroparemos para la llegada de la luna.
Más vale que respire,
se me inunda la vida de deseo.
Tal vez un descanso sea necesario
o tal vez el desenfreno.
La vida es demasiado corta para medirla,
más vale caminarla sin fronteras
y que sea ella misma quien decida.
Por ahora,
permitiré a la flor que llame a la abeja,
que la mariposa divague como perdida en el jardín.
domingo, 14 de diciembre de 2014
El regreso
Frente a colinas vestidas de verde frondoso,
la silueta de las montañas
y ríos sonoros,
una mirada perdida.
Esas olas vivas que cantan en el recuerdo más próximo,
tus ojos de océano castaño,
tu rostro de arena,
tus besos de sol ardiente.
Estoy en la locura.
La luz se ha ido.
El brillo ha desaparecido.
Esa piel de oro, allá queda.
El sueño somete a mis ojos de nuevo.
En un mudo ajeno
que prefiere dormir eternamente.
la silueta de las montañas
y ríos sonoros,
una mirada perdida.
Esas olas vivas que cantan en el recuerdo más próximo,
tus ojos de océano castaño,
tu rostro de arena,
tus besos de sol ardiente.
Estoy en la locura.
La luz se ha ido.
El brillo ha desaparecido.
Esa piel de oro, allá queda.
El sueño somete a mis ojos de nuevo.
En un mudo ajeno
que prefiere dormir eternamente.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
Réquiem de un amor perdido.
"¿Y el amor?", me preguntan.
¡Nada sé de amor!
Si alguna vez lo he sentido,
lo dejé en el olvido.
Si lo siento ahora,
no lo reconozco.
Dile al amor que no me encuentro en casa,
que me ha dejado el alma en ascuas.
Que no pretendo verle ni escatimar en él saludo alguno.
¡Ya basta!,
ha sido suficiente,
que deje descansar a esta vieja alma.
¡Nada sé de amor!
Si alguna vez lo he sentido,
lo dejé en el olvido.
Si lo siento ahora,
no lo reconozco.
Dile al amor que no me encuentro en casa,
que me ha dejado el alma en ascuas.
Que no pretendo verle ni escatimar en él saludo alguno.
¡Ya basta!,
ha sido suficiente,
que deje descansar a esta vieja alma.
domingo, 5 de octubre de 2014
Nostalgia
¿Has sentido el golpe de un recuerdo,
la nostalgia de un abrazo que se disuelve en el tiempo?
¿Has sentido la urgencia que un amor no se desvanezca?
Y no es que piense que todo entre nosotros se esté perdiendo,
es la emoción que acompaña esos hechos
la que sin piedad me ha sacado de ensueño.
Anhelo ese reencuentro,
que ya parece onírico pensamiento.
Difuso e incierto,
aunque vivido con absoluto convencimiento.
Creo firmemente que veré de nuevo la luz del sol iluminando tu rostro,
que escucharemos el mar romper en olas, otra vez,
que los abrazos ya no tendrán muerte precipitada,
que sentiré una vez más esos besos,
en los que por minutos fui parte de lo eterno.
Creo en este amor aguerrido.
Al sur o al norte,
incluso sin destino definido.
la nostalgia de un abrazo que se disuelve en el tiempo?
¿Has sentido la urgencia que un amor no se desvanezca?
Y no es que piense que todo entre nosotros se esté perdiendo,
es la emoción que acompaña esos hechos
la que sin piedad me ha sacado de ensueño.
Anhelo ese reencuentro,
que ya parece onírico pensamiento.
Difuso e incierto,
aunque vivido con absoluto convencimiento.
Creo firmemente que veré de nuevo la luz del sol iluminando tu rostro,
que escucharemos el mar romper en olas, otra vez,
que los abrazos ya no tendrán muerte precipitada,
que sentiré una vez más esos besos,
en los que por minutos fui parte de lo eterno.
Creo en este amor aguerrido.
Al sur o al norte,
incluso sin destino definido.
sábado, 9 de agosto de 2014
No existe otra forma de hacerte el amor.
He decidido hacerte poesía.
Ya no hay modo.
No existe otra forma para hacerte el amor.
Me he perdido en cada beso.
He caído vencida en piel y en fantasía.
He agotado toda caricia conocida,
y cada beso misterioso.
He acabado con mis múltiples sonrisas,
y con cada mirada, tierna y ardiente.
Me he entregado en vida y en muerte.
He suspirado cada uno de tus respiros,
He contemplado tu alma hasta saberla entera,
en su total forma compleja.
He creado nuevas formas de amar,
risas atractivas,
juegos que te hacen temblar.
He cuidado tus temores como dulces secretos.
He acompañado cada uno de tus momentos.
He protegido tu espacio y tus silencios.
Sin embargo parece diminuto cada beso,
cada risa,
la caricia y el juego,
la mirada perdida,
el cuidado y la compañía,
el espacio y los silencios.
Es que no he logrado amarte como siente mi alma,
superada en pasión de un amor incontrolable,
insostenible, inexplicable.
Por eso he decidido hacerte poesía.
Ya no hay modo.
No existe otra forma de hacerte el amor.
Ya no hay modo.
No existe otra forma para hacerte el amor.
Me he perdido en cada beso.
He caído vencida en piel y en fantasía.
He agotado toda caricia conocida,
y cada beso misterioso.
He acabado con mis múltiples sonrisas,
y con cada mirada, tierna y ardiente.
Me he entregado en vida y en muerte.
He suspirado cada uno de tus respiros,
He contemplado tu alma hasta saberla entera,
en su total forma compleja.
He creado nuevas formas de amar,
risas atractivas,
juegos que te hacen temblar.
He cuidado tus temores como dulces secretos.
He acompañado cada uno de tus momentos.
He protegido tu espacio y tus silencios.
Sin embargo parece diminuto cada beso,
cada risa,
la caricia y el juego,
la mirada perdida,
el cuidado y la compañía,
el espacio y los silencios.
Es que no he logrado amarte como siente mi alma,
superada en pasión de un amor incontrolable,
insostenible, inexplicable.
Por eso he decidido hacerte poesía.
Ya no hay modo.
No existe otra forma de hacerte el amor.
Cuando decida escribir de amor.
¿Realmente sabes a quien amas?
Me he entregado cual fuera libro abierto,
pero ¿me has leído?
¿O tan sólo te has ilusionado con las bellas letras, perfumadas hojas y encabezados románticos?
Pareciera que aún desconoces que no soy mas que un borrador,
no un libro de mensajes claros y definidos.
Te encontrarás con borrados y más borrados.
con dudas y contradicciones,
con historias incompletas,
con verdades dolorosas.
Verás que en ocasiones faltarán palabras para expresar lo que siento,
que habrán sentimientos que se perderán en el silencio,
que habrán recuerdos en signos indescifrables,
y tal vez otros incluso editados para soportar leerlos.
Habrá tinta desteñida en agua salada,
hojas escritas en direcciones opuestas y desordenadas,
otras, llenas de esperanza.
Verás letras vibrantes entre el caos y la libertad,
rimas mudas aún con el deseo de ser leídas.
Leerás risas y llantos,
sueños y desaliento.
Y temo.
Temo ser leída y rechazada como una mala novela,
cuando sé que daría la vida por lo que siento.
Temo ser leída como una simple comedia,
o como un drama sin final feliz.
Temo por las imperfecciones,
por las tristezas,
que pueden llevar más de un par de páginas,
tal vez más de un tomo.
Temo querer ser el único libro,
sabiendo que tus ojos recorrerán otras letras,
otras curvas.
Temo que las huellas del pasado te alejen de escribir juntos el presente
y, por qué no, un futuro.
Temo que lo cierres,
cuando decida escribir de amor.
Me he entregado cual fuera libro abierto,
pero ¿me has leído?
¿O tan sólo te has ilusionado con las bellas letras, perfumadas hojas y encabezados románticos?
Pareciera que aún desconoces que no soy mas que un borrador,
no un libro de mensajes claros y definidos.
Te encontrarás con borrados y más borrados.
con dudas y contradicciones,
con historias incompletas,
con verdades dolorosas.
Verás que en ocasiones faltarán palabras para expresar lo que siento,
que habrán sentimientos que se perderán en el silencio,
que habrán recuerdos en signos indescifrables,
y tal vez otros incluso editados para soportar leerlos.
Habrá tinta desteñida en agua salada,
hojas escritas en direcciones opuestas y desordenadas,
otras, llenas de esperanza.
Verás letras vibrantes entre el caos y la libertad,
rimas mudas aún con el deseo de ser leídas.
Leerás risas y llantos,
sueños y desaliento.
Y temo.
Temo ser leída y rechazada como una mala novela,
cuando sé que daría la vida por lo que siento.
Temo ser leída como una simple comedia,
o como un drama sin final feliz.
Temo por las imperfecciones,
por las tristezas,
que pueden llevar más de un par de páginas,
tal vez más de un tomo.
Temo querer ser el único libro,
sabiendo que tus ojos recorrerán otras letras,
otras curvas.
Temo que las huellas del pasado te alejen de escribir juntos el presente
y, por qué no, un futuro.
Temo que lo cierres,
cuando decida escribir de amor.
domingo, 6 de julio de 2014
Un amor en silencio
Su encanto era innegable.
Con una mirada idílica que incluso acentuaba su virilidad,
veía las olas romper sobre las rocas,
sosteniendo una sonrisa que hablaba sin palabras,
una sonrisa que hablaba de su felicidad.
No estaba solo,
aunque lo experimentaba íntimamente.
Ella a su lado, era su alegría.
No era necesario mirarla cada segundo para saber que ahí estaba.
La sentía cerca y, más que cerca, parte de él.
Su distendida postura
era reflejo de la seguridad que sentía junto a ella.
Su libertad no era amenazada,
por el contrario,
se sentía libre a su lado.
Nunca antes le había pasado.
Ella, admiraba mientras su belleza.
Grababa en su memoria su rostro iluminado
por la cálida luz del sol que lo hacía parecer dorado.
Era un recuerdo que jamás olvidaría.
Acompañada esa imagen del sonido de las olas
y de la brisa que rozaba sus mejillas,
se permitía por primera vez vivir el momento.
Nada más era importante para ella.
Nada era más importante que aquel instante.
Entregados los dos a ese silencio único,
de exuberante compañía y paz,
nunca antes se habían sentido más unidos a alguien.
Jamás habían sido tan felices.
Con una mirada idílica que incluso acentuaba su virilidad,
veía las olas romper sobre las rocas,
sosteniendo una sonrisa que hablaba sin palabras,
una sonrisa que hablaba de su felicidad.
No estaba solo,
aunque lo experimentaba íntimamente.
Ella a su lado, era su alegría.
No era necesario mirarla cada segundo para saber que ahí estaba.
La sentía cerca y, más que cerca, parte de él.
Su distendida postura
era reflejo de la seguridad que sentía junto a ella.
Su libertad no era amenazada,
por el contrario,
se sentía libre a su lado.
Nunca antes le había pasado.
Ella, admiraba mientras su belleza.
Grababa en su memoria su rostro iluminado
por la cálida luz del sol que lo hacía parecer dorado.
Era un recuerdo que jamás olvidaría.
Acompañada esa imagen del sonido de las olas
y de la brisa que rozaba sus mejillas,
se permitía por primera vez vivir el momento.
Nada más era importante para ella.
Nada era más importante que aquel instante.
Entregados los dos a ese silencio único,
de exuberante compañía y paz,
nunca antes se habían sentido más unidos a alguien.
Jamás habían sido tan felices.
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