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sábado, 9 de agosto de 2014

No existe otra forma de hacerte el amor.

He decidido hacerte poesía.
Ya no hay modo.
No existe otra forma para hacerte el amor.

Me he perdido en cada beso.
He caído vencida en piel y en fantasía. 
He agotado toda caricia conocida,
y cada beso misterioso.

He acabado con mis múltiples sonrisas,
y con cada mirada, tierna y ardiente.
Me he entregado en vida y en muerte.

He suspirado cada uno de tus respiros,
He contemplado tu alma hasta saberla entera, 
en su total forma compleja.

He creado nuevas formas de amar,
risas atractivas,
juegos que te hacen temblar.

He cuidado tus temores como dulces secretos.
He acompañado cada uno de tus momentos.
He protegido tu espacio y tus silencios.

Sin embargo parece diminuto cada beso, 
cada risa,
la caricia y el juego,
la mirada perdida,
el cuidado y la compañía,
el espacio y los silencios.

Es que no he logrado amarte como siente mi alma,
superada en pasión de un amor incontrolable,
insostenible, inexplicable.

Por eso he decidido hacerte poesía.
Ya no hay modo.
No existe otra forma de hacerte el amor.







Cuando decida escribir de amor.

¿Realmente sabes a quien amas?
Me he entregado cual fuera libro abierto,
pero ¿me has leído?
¿O tan sólo te has ilusionado con las bellas letras, perfumadas hojas y encabezados románticos?
Pareciera que aún desconoces que no soy mas que un borrador,
no un libro de mensajes claros y definidos.

Te encontrarás con borrados y más borrados.
con dudas y contradicciones,
con historias incompletas,
con verdades dolorosas.
Verás que en ocasiones faltarán palabras para expresar lo que siento,
que habrán sentimientos que se perderán en el silencio,
que habrán recuerdos en signos indescifrables,
y tal vez otros incluso editados para soportar leerlos.
Habrá tinta desteñida en agua salada,
hojas escritas en direcciones opuestas y desordenadas,
otras, llenas de esperanza.
Verás letras vibrantes entre el caos y la libertad,
rimas mudas aún con el deseo de ser leídas.
Leerás risas y llantos,
sueños y desaliento.

Y temo.
Temo ser leída y rechazada como una mala novela,
cuando sé que daría la vida por lo que siento.
Temo ser leída como una simple comedia,
o como un drama sin final feliz.
Temo por las imperfecciones, 
por las tristezas,
que pueden llevar más de un par de páginas,
tal vez más de un tomo.
Temo querer ser el único libro,
sabiendo que tus ojos recorrerán otras letras, 
otras curvas.
Temo que las huellas del pasado te alejen de escribir juntos el presente
y, por qué no, un futuro.
Temo que lo cierres, 
cuando decida escribir de amor.