Si supiera lo que siento
las palabras llegarían como gotas de lluvia en invierno.
Mas soy la nube que contiene
y se deja caer en cuanto el peso se hace insostenible.
Ahora, respiro recuerdo,
ni muy bien sé lo que recuerdo,
se me nubla la memoria de emoción,
se oscurece mi presente.
Olas fugaces,
aves visitantes,
risas nerviosas,
huellas de pies unidas por la arena,
el sol resplandeciente,
se eriza mi piel.
La verdad da vueltas y vueltas
sumergida en un océano de supuestos y apariencias.
Camino por el miedo,
cada vez con menos miedo.
Me alejo, me libero,
allí voy,
al reencuentro con mis recuerdos
para hacer un castillo de arena para los dos.
Viviremos en ensueño,
en un mundo sin tiempo.
Haremos crecer el mar,
surgir el sol cada mañana
y lo arroparemos para la llegada de la luna.
Más vale que respire,
se me inunda la vida de deseo.
Tal vez un descanso sea necesario
o tal vez el desenfreno.
La vida es demasiado corta para medirla,
más vale caminarla sin fronteras
y que sea ella misma quien decida.
Por ahora,
permitiré a la flor que llame a la abeja,
que la mariposa divague como perdida en el jardín.
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