Acumulo retornos tristes
cada vez que me despido de ti.
Y el paisaje intacto no amortigua esta pena.
Tu ausencia es demasiado grande.
Y nubes siniestras amenazan con un invierno eterno.
Ahora, siento frío
Sin embargo sufriré a muerte cada instante,
porque ha de ser la última vez que sienta tan profundo dolor.
Y me dedicaré a soñar con ese amado encuentro,
aquel en el que no habrán más distancias
que el de un respiro entre almohadas
e indefinidos vals marcados por nuestros corazones.
Y me río del presente entre lágrimas
porque soy testigo de su muerte solitaria,
para renacer aquel día de descanso que,
al recibirme, me darán tus brazos.
Corazones rojos
Un momento de libertad...
...Listen to the Wind Blow...
domingo, 1 de marzo de 2015
Amor excepcional
Sincero,
de mirada abierta al horizonte,
con las palmas arriba,
corazón vivo.
Encuentra ojos brillantes en cada rostro,
como se hallan estrellas titilando en el cielo.
Su amor es demasiado grande.
Bebe, en cada respiro, el elixir de la vida
¡y qué bello es admirarlo!,
a distancia,
con el corazón limpio
y lejos del miedo.
He besado sus labios,
saboreado su saliva dulce.
He absorbido sus suspiros,
palpitado su corazón.
He sido vista por sus ojos enamorados
a causa de la belleza del mundo.
He sentido su amor;
la tentación de hacerlo mío
cual flor es arrancada de su tierra fértil.
Sin embargo, lo he amado,
sin embargo, lo amo.
de mirada abierta al horizonte,
con las palmas arriba,
corazón vivo.
Encuentra ojos brillantes en cada rostro,
como se hallan estrellas titilando en el cielo.
Su amor es demasiado grande.
Bebe, en cada respiro, el elixir de la vida
¡y qué bello es admirarlo!,
a distancia,
con el corazón limpio
y lejos del miedo.
He besado sus labios,
saboreado su saliva dulce.
He absorbido sus suspiros,
palpitado su corazón.
He sido vista por sus ojos enamorados
a causa de la belleza del mundo.
He sentido su amor;
la tentación de hacerlo mío
cual flor es arrancada de su tierra fértil.
Sin embargo, lo he amado,
sin embargo, lo amo.
domingo, 28 de diciembre de 2014
Estaré
La vida extiende sus brazos con olor a mujer
y te acuna en sus pechos llenos de miel.
Sueña dormido o despierto,
hasta en tus delirios encontrarás mi aroma,
es que visto de pétalos entre el mundo.
En cada sonrisa estoy, en cada palabra.
En cada mirada verás mis ojos,
en cada caricia sentirás mi piel.
No importa en quien sea, estaré.
¿Y si la distancia fuera sólo un reflejo?
Allí donde no me encuentres estará la muerte,
porque será tu amor el que habrá muerto.
Mis manos son las de la vida.
La vida entera te acaricia.
y te acuna en sus pechos llenos de miel.
Sueña dormido o despierto,
hasta en tus delirios encontrarás mi aroma,
es que visto de pétalos entre el mundo.
En cada sonrisa estoy, en cada palabra.
En cada mirada verás mis ojos,
en cada caricia sentirás mi piel.
No importa en quien sea, estaré.
¿Y si la distancia fuera sólo un reflejo?
Allí donde no me encuentres estará la muerte,
porque será tu amor el que habrá muerto.
Mis manos son las de la vida.
La vida entera te acaricia.
Es posible
Contigo,
mi ego muere cada día
y te amo en su agonía,
porque amo la libertad como a mi propia vida.
Y me encuentras,
desprovista de todo deseo mundano...
Una danza de almas es posible.
mi ego muere cada día
y te amo en su agonía,
porque amo la libertad como a mi propia vida.
Y me encuentras,
desprovista de todo deseo mundano...
Una danza de almas es posible.
A mi padre
La muerte se aproxima a mi vida...
Padre mío,
¿cuántas veces con la mirada imploré por tu abstinencia?
incluso rogué al cielo tu ausencia
con la esperanza de que hubiera un maestro supremo que me oyera.
¡Cuánto te amé con ojos de niña!
¡y cuánto te odié con el corazón roto
y una mirada que no era mía sino de otros!
Ahora, me entero cómo se te va la vida poco a poco,
con la dignidad puertas afuera,
con el juicio caído
y la perversidad del que no ve más que su propio deseo.
Ya de ti nada queda,
te has convertido en un fantasma,
el fantasma que siempre fuiste,
el nunca visto.
Tú,
eres el niño olvidado encarnado,
ahora viejo y desdeñado,
saboreándote con el recuerdo de un pecho lleno de leche
que no te dejó más que olvido.
Siempre rechazado, ignorado, aplastado,
quedaste inmortalizado como niño hambriento,
pobre de afecto.
Tuviste ojos que no usaste para ver
y creíste lo que toda tu vida sentiste.
No fuiste amado
¿cómo aprenderías a amar?
¿cómo es vivir con tanto vacío por dentro?
Es una pena que no acaba
y que transformó lo que alguna vez fue brillo
en un fondo podrido.
¿Quién eres ahora?
¿quién fuiste alguna vez?
No puedo evitar recordar al padre irresponsable pero tierno,
aquel que soñaba despierto,
que me enseñó a contemplar las estrellas
- ahora entiendo -
con cierto deseo de fuga.
Es que el mundo a veces duele,
pero alguna huella dejaste.
Hasta el más miserable tiene algo que enseñar,
y tú me enseñaste a soñar.
Tal vez nunca bajaste a la tierra,
tal vez nunca tuviste el valor de emprender el vuelo.
Como sea,
verte y no encontrarte en quien veo
me quita el respiro y me produce un grito sordo.
¿Cómo es que has llegado a tal punto?
¿te dejas morir y nada más?
Sé que no he estado más que para criticarte,
se agotaron mis años de adolescencia
entre tanta miseria familiar que ocultar dentro de las cuatro paredes.
Y ahora, la verdad es que me da pavor verte morir.
Yo, tuve un padre;
de pronto, un ser despreciable.
Ahora, ya nada queda.
Padre mío,
¿cuántas veces con la mirada imploré por tu abstinencia?
incluso rogué al cielo tu ausencia
con la esperanza de que hubiera un maestro supremo que me oyera.
¡Cuánto te amé con ojos de niña!
¡y cuánto te odié con el corazón roto
y una mirada que no era mía sino de otros!
Ahora, me entero cómo se te va la vida poco a poco,
con la dignidad puertas afuera,
con el juicio caído
y la perversidad del que no ve más que su propio deseo.
Ya de ti nada queda,
te has convertido en un fantasma,
el fantasma que siempre fuiste,
el nunca visto.
Tú,
eres el niño olvidado encarnado,
ahora viejo y desdeñado,
saboreándote con el recuerdo de un pecho lleno de leche
que no te dejó más que olvido.
Siempre rechazado, ignorado, aplastado,
quedaste inmortalizado como niño hambriento,
pobre de afecto.
Tuviste ojos que no usaste para ver
y creíste lo que toda tu vida sentiste.
No fuiste amado
¿cómo aprenderías a amar?
¿cómo es vivir con tanto vacío por dentro?
Es una pena que no acaba
y que transformó lo que alguna vez fue brillo
en un fondo podrido.
¿Quién eres ahora?
¿quién fuiste alguna vez?
No puedo evitar recordar al padre irresponsable pero tierno,
aquel que soñaba despierto,
que me enseñó a contemplar las estrellas
- ahora entiendo -
con cierto deseo de fuga.
Es que el mundo a veces duele,
pero alguna huella dejaste.
Hasta el más miserable tiene algo que enseñar,
y tú me enseñaste a soñar.
Tal vez nunca bajaste a la tierra,
tal vez nunca tuviste el valor de emprender el vuelo.
Como sea,
verte y no encontrarte en quien veo
me quita el respiro y me produce un grito sordo.
¿Cómo es que has llegado a tal punto?
¿te dejas morir y nada más?
Sé que no he estado más que para criticarte,
se agotaron mis años de adolescencia
entre tanta miseria familiar que ocultar dentro de las cuatro paredes.
Y ahora, la verdad es que me da pavor verte morir.
Yo, tuve un padre;
de pronto, un ser despreciable.
Ahora, ya nada queda.
sábado, 27 de diciembre de 2014
Si supiera
Si supiera lo que siento
las palabras llegarían como gotas de lluvia en invierno.
Mas soy la nube que contiene
y se deja caer en cuanto el peso se hace insostenible.
Ahora, respiro recuerdo,
ni muy bien sé lo que recuerdo,
se me nubla la memoria de emoción,
se oscurece mi presente.
Olas fugaces,
aves visitantes,
risas nerviosas,
huellas de pies unidas por la arena,
el sol resplandeciente,
se eriza mi piel.
La verdad da vueltas y vueltas
sumergida en un océano de supuestos y apariencias.
Camino por el miedo,
cada vez con menos miedo.
Me alejo, me libero,
allí voy,
al reencuentro con mis recuerdos
para hacer un castillo de arena para los dos.
Viviremos en ensueño,
en un mundo sin tiempo.
Haremos crecer el mar,
surgir el sol cada mañana
y lo arroparemos para la llegada de la luna.
Más vale que respire,
se me inunda la vida de deseo.
Tal vez un descanso sea necesario
o tal vez el desenfreno.
La vida es demasiado corta para medirla,
más vale caminarla sin fronteras
y que sea ella misma quien decida.
Por ahora,
permitiré a la flor que llame a la abeja,
que la mariposa divague como perdida en el jardín.
las palabras llegarían como gotas de lluvia en invierno.
Mas soy la nube que contiene
y se deja caer en cuanto el peso se hace insostenible.
Ahora, respiro recuerdo,
ni muy bien sé lo que recuerdo,
se me nubla la memoria de emoción,
se oscurece mi presente.
Olas fugaces,
aves visitantes,
risas nerviosas,
huellas de pies unidas por la arena,
el sol resplandeciente,
se eriza mi piel.
La verdad da vueltas y vueltas
sumergida en un océano de supuestos y apariencias.
Camino por el miedo,
cada vez con menos miedo.
Me alejo, me libero,
allí voy,
al reencuentro con mis recuerdos
para hacer un castillo de arena para los dos.
Viviremos en ensueño,
en un mundo sin tiempo.
Haremos crecer el mar,
surgir el sol cada mañana
y lo arroparemos para la llegada de la luna.
Más vale que respire,
se me inunda la vida de deseo.
Tal vez un descanso sea necesario
o tal vez el desenfreno.
La vida es demasiado corta para medirla,
más vale caminarla sin fronteras
y que sea ella misma quien decida.
Por ahora,
permitiré a la flor que llame a la abeja,
que la mariposa divague como perdida en el jardín.
domingo, 14 de diciembre de 2014
El regreso
Frente a colinas vestidas de verde frondoso,
la silueta de las montañas
y ríos sonoros,
una mirada perdida.
Esas olas vivas que cantan en el recuerdo más próximo,
tus ojos de océano castaño,
tu rostro de arena,
tus besos de sol ardiente.
Estoy en la locura.
La luz se ha ido.
El brillo ha desaparecido.
Esa piel de oro, allá queda.
El sueño somete a mis ojos de nuevo.
En un mudo ajeno
que prefiere dormir eternamente.
la silueta de las montañas
y ríos sonoros,
una mirada perdida.
Esas olas vivas que cantan en el recuerdo más próximo,
tus ojos de océano castaño,
tu rostro de arena,
tus besos de sol ardiente.
Estoy en la locura.
La luz se ha ido.
El brillo ha desaparecido.
Esa piel de oro, allá queda.
El sueño somete a mis ojos de nuevo.
En un mudo ajeno
que prefiere dormir eternamente.
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