Acumulo retornos tristes
cada vez que me despido de ti.
Y el paisaje intacto no amortigua esta pena.
Tu ausencia es demasiado grande.
Y nubes siniestras amenazan con un invierno eterno.
Ahora, siento frío
Sin embargo sufriré a muerte cada instante,
porque ha de ser la última vez que sienta tan profundo dolor.
Y me dedicaré a soñar con ese amado encuentro,
aquel en el que no habrán más distancias
que el de un respiro entre almohadas
e indefinidos vals marcados por nuestros corazones.
Y me río del presente entre lágrimas
porque soy testigo de su muerte solitaria,
para renacer aquel día de descanso que,
al recibirme, me darán tus brazos.
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